Desde pequeño quiso crear un mundo,
donde no tener miedo, ni sentir dolor,
un mundo sin gritos,
donde solo existiera el amor,
con abrazos y besos a cada segundo.
Se fue encerrando en su interior,
y dejo de pronunciar palabras,
hizo de su habitación su universo,
y decidió poner frontera en su puerta,
se sentía seguro en ese espacio,
al que le puso de nombre, imaginación.
Se imaginó en otro lugar,
en otro país, en otra familia,
y se dijo así mismo,
qué diferente sería mi vida,
si desapareciera, si no existiera,
nadie me echaría de menos ya,
pues nadie me ha querido nunca.
Un día se armó de valor,
ese valor al que otros llaman cobardía,
y salto al vacío más profundo,
y dejo atrás todo aquello que le hacía daño,
y voló hacia otros mundos,
y se dejó las alas en una caída libre desde su infierno,
hasta las puertas de aquello que a él pareció el paraíso.
Desde pequeño quiso crear un mundo,
un mundo solo para él,
donde no tener miedo, ni sentir dolor,
un mundo sin gritos,
donde solo existiera el amor,
con abrazos y besos a cada segundo.
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