Sudor y polvo,
Se va escribiendo la leyenda,
Y Se va haciendo camino,
Soy un hombre sin patria,
Un hombre sin bandera,
Marcado por la muerte.
Mercenario me llaman,
Pues he nacido sin dueño,
No tengo más patria, ni empeño,
Que seguir mis principios y sueños,
Sin ser rehén de religiones, señores, ni reinos,
Pues lo primero es mi libertad.
Mi casa es el camino,
Mi techo las estrellas,
Nómada y peregrino,
No tengo para mi mundo fronteras,
Con mi caballo Tracio cabalgó,
Vendiendo mi espada al mejor postor.
No soy bárbaro, ni inquisidor,
pues la vida me ha enseñado,
a vivir de mi espada y mi talento,
no son baratos mis servicios,
y aunque son grandes mis emolumentos,
también sé defender lo justo,
aunque no saque ni un real.
Mil batallas he luchado,
Sin apenas un rasguño,
defendiendo mi honor,
y el honor de aquellos,
que luchan por un Dios,
al que yo jamás venero.
No creo en cruces, banderas, ni símbolos,
y aunque sé que he de morir joven
no me asusta mi destino,
y si tengo que caer,
que sea luchando en una batalla,
o al lado del cuerpo de una mujer.
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