lunes, 20 de enero de 2025

VOLAR EN OTROS CIELOS

 




No se puede luchar contra el olvido,
Y menos cuando se ausenta el amor,
Será que se arrepintió el destino,
El mismo que un día nos presentó,
Aquellas miradas, palabras y un buen vino,
Sonrisas, caricias y corazón.

Jugué a ser valiente y me quemé,
Ante tus ojos me volví cobarde,
Y tarde empecé a comprender,
Que el amor no entiende de valientes, ni cobardes,
Ni entiende de excusas, ni de porqués.

Llegaron los días con ayuno,
de esos que no acepta la razón,
Palabras con dureza como desayuno,
Frialdad sin censuras en el colchón,
Anemia en el alma, en los labios y en la piel,
Con las manos huelga de caricias, con las manos huérfanas de amor.

Nos llenamos de odio y de chantajes,
Envenenamos nuestra historia con hiel,
Retamos a la indiferencia a visitarnos,
Y la indiferencia nos visitó,
Dejando las almas vacías sin ganas,
Y nuestra eternidad, después de agonizar, murió.

Llegaron las noches frías de enero,
Y nos cogió con el estómago lleno,
Y nos cogió con el corazón vacío,
Jugamos a ser prisioneros,
Entre sueños, deseos, mentiras y olvido,
Y decidimos una tarde alzar el vuelo,
Y volar en otros cielos.

viernes, 10 de enero de 2025

EL AMOR




 

Yo Soy lo inaudible, lo invisible,

lo que sientes en cada latido,

soy el viento que toca tu cara,

un acodé de guitarra sostenido,

la pasión que se adueña de tu alma,

tu religión, tus miedos y tus sueños.


Yo soy lo inaudible, lo invisible,

la lágrima de felicidad que resbala por tu mejilla,

esa sonrisa sin motivo,

la sin razón más razonable,

la pasión que asalta tus segundos,

el motivo para vivir cada día apasionadamente,

y el motivo más grande para morir.


Yo soy lo inaudible, lo invisible,

lo que toca tus fibras,

la locura desatada sin medida,

el salto al vacío de un ciego,

la luz que ilumina todos los sentidos,

el destino, la felicidad y a veces la desdicha,

que se abre paso en el pecho,

como el agua que va calando la tierra.


Yo soy lo inaudible, lo invisible,

un abrazo enamorado,

un beso interminable en la eternidad,

una caricia que reta al tiempo,

un guiño cómplice en silencio,

una palabra de pasión recitada al oído,

un hogar, una familia, una vida.


Yo soy lo inaudible, lo invisible,

eso tan necesario que no se ve con una simple mirada,

que solo se siente en el corazón,

que te trae momentos de euforia,

que te trae momentos de insomnios,

soy todo aquello que sin mi existencia,

la vida no tendría ningún sentido.


Yo Soy lo inaudible, lo invisible,

lo que sientes en cada latido,

soy el viento que toca tu cara,

un acodé de guitarra sostenido,

la pasión que se adueña de tu alma,

tu religión, tus miedos y tus sueños.

EL ABUELO





 Sentado en los portales de abajo,

contemplando tranquilo la vida,

con su boina calada y su cayado,

con el pitillo encendido entre los labios,

recordando otros tiempos,

se imagina de nuevo siendo joven.


Recuerda lo que su padre le decía,

el primer beso de amor, las primeras caricias,

aquellos paseos de la mano,

las tardes de río con amigos en verano,

lo duro de trabajar el campo,

y la sonrisa de cada uno de sus hijos.


Recuerda cada segundo compartido,

a su mujer en la puerta de casa, sonriendo a sus llegadas,

los braseros de picón en invierno,

las comidas al rededor de la mesa,

las palabras de sabiduría que solo dan los años,

y los juegos con sus nietos.


Recuerda y sonríe,

porque él se sabe digno de su vida,

digno de cada día vivido,

y piensa que ha merecido la pena,

que ha tenido todo aquello que deseaba,

y se siente feliz,

a pesar de que se dejó la piel de sus manos,

trabajando como un esclavo la tierra.


Sentado en los portales de abajo,

contemplando tranquilo la vida,

con su boina calada y su cayado,

con el pitillo encendido entre los labios,

recordando otros tiempos,

se imagina de nuevo siendo joven,

mientras unos niños juegan a sus juegos.




martes, 7 de enero de 2025

A MI ABUELA


 

Cuando hay honor y las palabras apenas dicen lo que significas para mí,

cuando el corazón es tan grande como grande es el alma,

cuando el recuerdo permanece como permanece tu imagen en mi retina,

cuando es mejor haber podido conocerte que jamás haberte conocido,

cuando por muchos años que viva jamás el hueco que has dejado será llenado,

cuando mi corazón y mi alma solo se preguntan el porqué de tu ausencia,

cuando mi corazón no quiere entender el porqué no estas,

cuando en mi memoria frágil siempre está tu imagen,

cuando me cuesta respirar cada vez que pienso en ti,

cuando muero cada día mirando tus cosas,

cuando derramo lágrimas mirando tus fotos,

cuando el recuerdo me invade y la tristeza me atrapa escuchando o leyendo tu nombre.


Solo puedo admirarte en silencio,

pues las palabras no alcanzan a describir lo que has sido,

lo que eres y serás en el corazón de los que te quieren, y te querrán por siempre.

Por siempre en nuestro corazón,

por siempre presente en nuestra alma,

por siempre viva en nuestra memoria.



viernes, 3 de enero de 2025

DE MONCLOA A FUENCARRAL (SIMÓN Y OLVIDO)


 

Me pedisteis que contara vuestra historia,

y aunque no soy de mucho contar,

hasta donde me alcanza la memoria,

y dejando a mis musas atrás,

hoy me he decidido a escribirla,

y así poder plasmar,

esa magia que pasa cada día,

en cualquier rincón, en cualquier lugar.


Ella era un volcán en erupción,

él un tipo sin arte, ni duende,

ella tenía agujeros en el alma,

y él tenía anemia en su piel,

ella amaba la madrugada,

y él nacía cada día en un nuevo amanecer.


Qué irónica es la vida,

ella volvía de una noche de locura,

él iba camino a trabajar,

y en aquel vagón de metro,

cruzaron sus miradas, sosteniendo la vida,

en duelo suicida de ver, quién puede más.


De repente nació una sonrisa,

quien podría imaginar,

que a pesar de no mezclar bien,

aceite y agua se iban a mezclar,

después de tantas calabazas,

después de tanto buscar,

nada es imposible, si al destino le da por jugar.


Nació la primera palabra,

aquel hola con miedo, entrecortado,

disparado al corazón por unos labios,

sedientos de sed y amor,

yo me llamo Olvido,

y él enseguida contestó, yo me llamo Simón.


La vida es para valientes,

y Simón lo entendió,

la invito ese día a comer,

y desde entonces cada catorce de febrero,

vuelven a viajar en metro de la mano,

desde Moncloa a Fuencarral,

perdidos en una mirada de amor,

a la que ellos llaman eternidad.