El gemir del viento,
trae nostalgias de otros días,
la calle está desierta, sigue vacía,
este invierno ha llegado,
con sus mañanas y tardes frías,
el tiempo ha ganado la batalla,
en las plazas solo ahí melancolía.
Las fuentes ya manan con fuerza,
el fuego seca la chacina,
al rededor de la lumbre,
la vida sigue se calienta e ilumina,
mientras unas manos ancianas,
llenas de arrugas y sabiduría,
va tejiendo los minutos,
descontando cada día.
Muchos ya partieron,
se repite en su cabeza,
ya va siendo la hora,
de partir sin tristeza,
de partir con alegría,
pues la tierra lo reclama,
pidiendo a gritos su partida.
Nada queda entre estas cuatro paredes,
salvo fotos de otros días,
cuando la vida llenaba las calles,
donde los niños jugaban,
y la juventud cantaba, y reía,
se fueron marchando todos,
en busca de una nueva vida,
y el pueblo quedo desierto,
en una lenta y triste agonía.
El gemir del viento,
trae nostalgias de otros días,
la calle está desierta, sigue vacía,
este invierno ha llegado,
con sus mañanas y tardes frías,
el tiempo ha ganado la batalla,
en las plazas solo ahí melancolía.
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