La noche se vestía de fiesta,
de resaca se cubría la madrugada,
a las cinco llegaba la noticia,
un halo de tristeza llenaba las calles y las plazas,
y a la siete doblaban las campanas.
Apenas te conocía,
aunque todo el mundo me habla bien de ti,
me cuentan que te desbordaba la alegría,
que eras especial en tu vivir,
y que jamás tuviste enemigos, y si mucha valentía.
En un momento decidiste partir,
y en ese momento extendiste tus alas,
cansada de tanto sufrir,
por esa enfermedad maldita y nefasta,
que a muchos les toca vivir,
a batalla perdida o ganada.
Miles de dudas me asaltan,
Ahora que todo es silencio,
Y Me dejo abrazar por la oscuridad,
En este frío momento,
Ya nada es igual de todo aquello que recuerdo.
Me lo pones difícil,
Cada vez me cuesta más creer, señor en ti,
hoy que el dolor inunda todo lo que conozco,
Intento hacerme fuete en la penumbra y resistir,
aún no entiendo su partida, ni porque no está aquí.
La noche se vestía de fiesta,
de resaca se cubría la madrugada,
a las cinco llegaba la noticia,
un halo de tristeza llenaba las calles y las plazas,
y a la siete doblaban las campanas.
(Nadie muere del todo, si sigue viviendo en nuestro recuerdo)
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