martes, 27 de agosto de 2024

OTROS DIAS

 




El gemir del viento,

trae nostalgias de otros días,

la calle está desierta, sigue vacía,

este invierno ha llegado,

con sus mañanas y tardes frías,

el tiempo ha ganado la batalla,

en las plazas solo ahí melancolía.


Las fuentes ya manan con fuerza,

el fuego seca la chacina,

al rededor de la lumbre,

la vida sigue se calienta e ilumina,

mientras unas manos ancianas,

llenas de arrugas y sabiduría,

va tejiendo los minutos,

descontando cada día.


Muchos ya partieron,

se repite en su cabeza,

ya va siendo la hora,

de partir sin tristeza,

de partir con alegría,

pues la tierra lo reclama,

pidiendo a gritos su partida.


Nada queda entre estas cuatro paredes,

salvo fotos de otros días,

cuando la vida llenaba las calles,

donde los niños jugaban,

y la juventud cantaba, y reía,

se fueron marchando todos,

en busca de una nueva vida,

y el pueblo quedo desierto,

en una lenta y triste agonía.


El gemir del viento,

trae nostalgias de otros días,

la calle está desierta, sigue vacía,

este invierno ha llegado,

con sus mañanas y tardes frías,

el tiempo ha ganado la batalla,

en las plazas solo ahí melancolía.




lunes, 26 de agosto de 2024

EN PIE

 



Como el mar golpea las rocas,

Así golpean tus palabras, mi corazón,

y en la arena muero sin remedio,

en una cuneta a la orilla del camino,

entre mí existir y mi morir,

sigo siendo un nómada sin casa.


Me he convertido en un paria sin amo, ni señor,

que recorre las calles de esta ciudad,

sin prisas, sin ganas, ni dirección,

buscando apenas un lugar,

antes de que se esconda el sol,

esperando ver si esta noche por fin resucito.


No pienso achantarme por nadie,

si quieres que de marcha atrás,

Tendrás que pelear conmigo a vida o muerte,

Tendrás que jugarte contra mí tu piel,

sé valiente, atrévete,

que aquí te espero mientras pueda mantenerme en pie.


Ahora reto a mi destino,

a encontrarnos en cualquier esquina,

no soy pastor, ni sigo al rebaño,

no me dejo llevar, pues hace años aprendí a pensar,

y aunque cada vez me siento más huraño,

desde entonces camino en total libertad,

sin dar explicaciones ni a instituciones, curas, ni reyes.


Puedes encontrarme donde nadie me espere,

en el lugar a donde nadie irá,

al otro lado de la gente que camina con prisas,

en un banco del parque o al final,

del túnel donde la luz sea más pura,

denunciando las injusticias, derribando mil barreras,

gritando y escupiendo mi verdad.


No pienso achantarme por nadie,

si quieres que de marcha atrás,

tendrás que pelear conmigo a vida o muerte,

tendrás que jugarte contra mí tu piel,

sé valiente, atrévete,

que aquí te espero mientras pueda mantenerme en pie.


Como el mar golpea las rocas,

Así golpean tus palabras, mi corazón,

y en la arena muero sin remedio,

en una cuneta a la orilla del camino,

entre mí existir y mi morir,

sigo siendo un nómada sin casa.

martes, 20 de agosto de 2024

CRISTINA




La noche se vestía de fiesta,

de resaca se cubría la madrugada,

a las cinco llegaba la noticia,

un halo de tristeza llenaba las calles y las plazas,

y a la siete doblaban las campanas.


Apenas te conocía,

aunque todo el mundo me habla bien de ti,

me cuentan que te desbordaba la alegría,

que eras especial en tu vivir,

y que jamás tuviste enemigos, y si mucha valentía.


En un momento decidiste partir,

y en ese momento extendiste tus alas,

cansada de tanto sufrir,

por esa enfermedad maldita y nefasta,

que a muchos les toca vivir,

a batalla perdida o ganada.


Miles de dudas me asaltan,

Ahora que todo es silencio,

Y Me dejo abrazar por la oscuridad,

En este frío momento,

Ya nada es igual de todo aquello que recuerdo.


Me lo pones difícil,

Cada vez me cuesta más creer, señor en ti,

hoy que el dolor inunda todo lo que conozco,

Intento hacerme fuete en la penumbra y resistir,

aún no entiendo su partida, ni porque no está aquí.


La noche se vestía de fiesta,

de resaca se cubría la madrugada,

a las cinco llegaba la noticia,

un halo de tristeza llenaba las calles y las plazas,

y a la siete doblaban las campanas.


(Nadie muere del todo, si sigue viviendo en nuestro recuerdo)