He escapado del dolor de la vida,
Y sé que hay que tener valor,
Y luchar por lo justo, por la verdad,
He perdido batallas, pero sigo en pie,
Aprendí a caminar y no a arrodillarme,
Aprendí que una batalla no es una guerra.
Me quité la venda de los ojos hace tiempo,
Y no me vendo ante cualquier señor,
No me vendo por dinero y mi única razón es el tiempo,
Tiempo para compartir con los que quiero,
Ese tiempo que nadie puede comprar,
Ese tiempo que nadie te puede vender,
Ese mi tiempo que nadie puede quitarme,
Y que solo he de entregar en nombre del amor.
No vendo mi alma a las palabras,
Esas que a veces escupen veneno,
Pronunciadas por unos labios indignos,
Que solo buscan tu sumisión y servidumbre,
Intentándote arrastrar por el lodo de las mentiras y el odio,
Que no conducen más que a la destrucción,
De todo aquello que de verdad merece la pena.
He escapado del dolor de la vida,
Y sé cuál es mi camino hacia la paz,
Hacia el lugar en el que quiero estar,
Y en el lado de la historia en la que creo,
Sin necesidad de enfrentarme a nadie, ni a nada,
Sin miedo al que dirán, sin miedo al corazón,
Siempre con la cabeza alta hacia adelante,
Pues la obra de mi vida la escribo yo, solo yo.
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