Quien me cambia a mí si yo no quiero,
yo he nacido hurdano y hurdano seguro me muero,
llevo en mí el olor de la jara, de la lavanda y el romero,
impreso en cada uno de los poros de mi cuerpo,
llevo tatuado en la piel el color de la tierra,
como la llevan mis padres, como la llevaban mis abuelos.
Quien me cambia a mí si yo no quiero,
yo soy muy feliz como me han hecho,
y no necesito más que mi casa, mi burro y mi huerto,
la leche que dan mis cabras y el amor que ya tengo,
a mí nadie me habla de riquezas, yo para qué las quiero,
si yo para calentarme cuando hace frío ya tengo un brasero,
y una botella de vino de pitarra que calienta bien el pellejo,
quien me va a cambiar a mí si yo no quiero.
Quien me va a cambiar a mí si yo no quiero,
que no venga a mí nadie a quitarme mi acento,
yo soy hijo de esta tierra y en esta tierra descansarán mis restos,
cuando mi cuerpo cansado ya no pueda levantarse del lecho,
me llevarán a la parcela que tengo comprada en el cementerio,
quien me va a cambiar a mí si yo no quiero.
Quien me va a cambiar a mí si yo no quiero,
yo he nacido hurdano y hurdano seguro me muero,
que no venga a mí a decirme nadie, que no soy valiente, que no aventurero,
pues subo los montes y los bajo con mi burro bandolero,
yo soy trabajador del campo de esos que a nada le tienen miedo,
con mis manos encalladas, sonrisa amplia y como siempre con mi sombrero,
quien me va a cambiar a mí si yo no quiero.
Quien me va a cambiar a mí si yo no quiero,
yo he nacido hurdano, como mis padres, como mis abuelos,
yo he nacido hurdano a mucha honra y hurdano seguro me muero.
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