Cuando el mundo calle, y los jinetes cabalguen, todo se sumergierá en un silencio de muerte, las palabras ya no servirán a los hombres, y las calles estarán desiertas. Cuando la muerte pasee con su guadaña, el barquero tendrá tarea atrasada, las almas se amontonaran en la orilla, y la laguna estigia se cubrirá de lágrimas, y las calles y las paredes del mundo se cubrirán de sangre, y la vida llegará a su final por culpa de la guerra. Cuando la muerte pasee con su guadaña, ya nada importara, no existirán países, ni fronteras, ya no importaran razas, ni banderas, y no habrá clases, ni religiones, y el mundo que conocemos habrá llegado a su final. Cuando la muerte pasee con su guadaña, y el ser humano se haya extinguido, la tierra volverá a ser verde y tendrá vida, y volverá al principio de los tiempos, y los animales volverán a reinar sobre todas las cosas, y todo será como una vez fue. Cuando el mundo calle, y los jinetes cabalguen, todo se sumergierá en un silencio de muerte, las palabras ya no servirán a los hombres, y las calles estarán desiertas.
miércoles, 23 de noviembre de 2022
miércoles, 16 de noviembre de 2022
LA COSECHA (Dedicada a los trabajadores del campo)(En Hurdano antiguo)
domingo, 13 de noviembre de 2022
Y A MIS CINCUENTA Y PICO
Y a mis cincuenta y pico,
me estoy empezando por fin a conocer,
y que decir de mi mismo, que a veces estoy,
entre la espada y la pared,
mandándome sin querer al olvido,
entre tu miel y tu hiel, entre tu piel y mi piel,
a la mitad de mi camino.
Y a mis cincuenta y pico,
me da igual que me da lo mismo,
ser o no ser, querer o no querer,
prefiero estar a estas horas conmigo,
latiendo en mi mismo latido,
saltando al vacío más vació,
entre la soledad y el hastío.
Y a mis cincuenta y pico,
ya empieza hacer un poco de frío,
y entre frase y pensamiento me rio,
no solo por reír, a no ser que sea de mi mismo,
con el cuerpo herido después de herir,
recordando el pasado, mirando con recelo el futuro,
lleno de arrugas y con alguna cicatriz.
Y a mis cincuenta y pico,
que el olvido me mando al olvido,
que quisiera ser lo que fue,
me pillo el invierno sin abrigo,
apenas con un solo jersey,
con la humedad clavada hasta los huesos,
tiritando desde que el hoy se hizo ayer,
y el ayer se convirtió en mi enemigo.
Y a mis cincuenta y pico,
me estoy empezando por fin a conocer,
y que decir de mi mismo, que a veces estoy,
entre la espada y la pared,
mandándome sin querer al olvido,
entre tu miel y tu hiel, entre tu piel y mi piel,
a la mitad de mi camino.
Y a mis cincuenta y pico,
he vuelto a ver el amanecer,
ayer el atardecer, me pillo dormido,
la muerte jugo conmigo al ajedrez,
sin decirme nada, sin aviso,
me encontré en el suelo entre el silencio y el olvido,
pero la vida me tendió la mano y me hizo un último guiño.
viernes, 11 de noviembre de 2022
TRABAJAO DEL CAMPU (En Hurdano antiguo)
y el gorru calau,
la alforja en la besthia,
caminandu va jacia su casa,
un trabajao valienti y jonrao.
Ya se ja terminao el día,
y el trabaju mu bien jechu,
con el sachu al hombru,
sonrieti, feliz y satisfechu.
Asin vuelvi un trabajao del campu,
cuandu se ja terminao la peona,
de luchar contra la tierra,
y de quebrarsi la rabailla.
cuandu llega a su casa,
cuelga el sachu en la cuadra,
le quita a la besthia el seron y la albarda,
la llena el pesebri y la poni un cubu de agua.
Al subi a su casa lo espera comu siempri,
su muje en la cocina preparandu la cena,
el se lava con agua calienti,
y a luegu en la mesa ve a su hiju con una sonrisa en la cara.
Antis de dormi se poni a pensa,
mañana me toca labra,
ya tengu preparau el arau,
y el sacu de patatas.
Estus días me toca la siembra,
tengu que sembrar las patatas,tomatis, cebollas, calabazas y jabas,
aunqui son sábadu y domingu,
un trabajao del campu, jamas descansa.
lunes, 7 de noviembre de 2022
PECES DE CIUDAD
En esta madrugada traicionera, De sombras caducas y palabras sueltas, Donde se suicidan a la par, El cantante desconocido y el poeta, Entre silencio y silencio. En esta madrugada oscura, De fotos huérfanas en el enfoque de las fachadas, De calles y monumentos eternos, Con fuentes en cada glorieta, Para que naden cada día los peces de ciudad. En esta madrugada atea, Caminan sin pensar, El mendigo, el político, el cura, el banquero y la princesa, En busca de algún lugar abierto, Donde pasar la noche al abrigo de la tempestad, Buscando el sabor que deja delirio, Del que nunca aprendió a soñar. En esta noche solitaria, En la que el suicida intenta aprender a volar, Las horas pasan traicioneras y el sol nace otro día más, con el guiño incesante de los semáforos, Mientras la vida se abre paso en la más absoluta necedad. En esta madrugada traicionera, De sombras caducas y palabras sueltas, Donde se suicidan a la par, El cantante desconocido y el poeta, Entre silencio y silencio.