Hoy me subí al tren de la vida,
Me senté en el asiento del destino,
Mire fijamente hacia adelante,
Y unos ojos me atraparon en su segundo.
Una mirada furtiva y anónima,
Rompió la distancia y el tiempo,
Y sin decir una sola palabra,
Dejó mi corazón en un latido,
Atado a aquellos ojos furtivos.
La realidad se convirtió en un cuento,
Esos cuentos en los que nunca creo,
Esos cuentos con un final feliz,
Donde solamente ganan los valientes intrépidos,
Esos valientes que dan un paso y dicen hola.
Cada mañana al despertarme miro a tus ojos,
Y me subo al mismo tren del primer día,
Ese tren que compartimos los dos hacia el futuro,
Ese tren con estación en nuestros sueños,
Esos sueños que empezaron en una mirada.
Hoy me subí al tren de la vida,
Me senté en el asiento del destino,
Mire fijamente hacia adelante,
Y unos ojos me atraparon en su segundo.
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