Ya se encendieron las luces,
vuelve el tiempo de enterrar a la tristeza,
de Navidad se visten las calles,
y recordamos a quienes ya no están,
brindando como siempre por haber compartido su tiempo.
Ya se encendieron las luces,
en este año agridulce que se va,
otro año de pandemia y mascarilla,
de fiestas a medias y pesares en el alma,
otro año más al que cuesta echarle una sonrisa.
Ya se llenan las plazas,
ya se llenan los mercados y los centros comerciales,
como si no hubiese un mañana,
como si nada hubiese pasado,
que pronto olvidamos la historia,
esa que se escribe desde hace apenas unos años.
Ya se encendieron las luces,
y con ellas caen las lágrimas,
lágrimas de ausencia o bienvenida,
ya llegan los abrazos infinitos,
ya llegan los besos que se dan con el alma,
y las familias se reúnen para cenar de nuevo,
o simplemente se ven por videollamada.
Ya se encendieron las luces,
vuelve el tiempo de enterrar a la tristeza,
de Navidad se visten las calles,
y recordamos a quienes ya no están,
brindando como siempre por haber compartido su tiempo.
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