Ya nada le retenía en aquel lugar,
donde nació y vio pasar su vida,
metió en la maleta ropa y recuerdos,
cargo su coche y cogió la carretera,
y decidió no mirar nunca más atrás.
Se perdió en la noche y se abrazó al silencio,
solo saco billete de ida pues no pensaba volver,
aquella tarde en la que ella murió,
decidió irse y no regresar nunca más donde vio morir su sueño,
donde perdió para siempre su corazón.
Nada le quedaba ya,
toda su familia se había marchado hace años,
y él solo se quedó por ella y para ella,
porque no pudo traicionar a su corazón,
y sé lo jugó todo a la carta del amor.
Decidió como escucho una vez,
no volver jamás donde había sido feliz,
porque la felicidad con ausencias no es más que soledad,
y la soledad no es más que el destierro, el fin,
de aquel que jamás aprendió a vivir solo.
Decidió dejar atrás su presente y su pasado,
y decidió comprar un barco y hacerse a la mar,
sin rumbo, sin puertos, sin sueños,
decidió navegar hacia ningún lugar,
solo hacia el infinito donde el mar se besa con las nubes.
Ese día decidió partir y dejar atrás sus raíces.
domingo, 14 de marzo de 2021
RAÍCES
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