Cruel asesino que devoras mis días,
Ayer como hoy me sometes con tu paso imparable,
Y en tu latido tenebroso al ritmo del tic tac,
Vas suicidando mis segundos, mis minutos, mis horas,
Acercándome cada vez más al acto final de mi obra,
Y caerá el telón cuando menos lo espere,
Y la dama vestida de negro me acompañará hasta mi última morada,
Pues polvo soy y en polvo me convertiré.
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