Las nubes juegan esta noche con la
luna,
y a penas se pueden ver las estrellas,
la oscuridad quiere ocupar su lugar,
pero es traicionada por la luz de las
farolas.
En silencio estas manos temblorosas,
intentan dibujar en la retina del
lector,
lo que se hace visible a través de la
ventana,
mientras pasan con lentitud los
minutos.
La noche se alarga como si el mañana
no existiera,
y el viento hace danzar las ramas de
los árboles,
en un baile acompasado con un ritmo
desigual,
que deja en la calle el sonido de un
susurro,
que solo rompe de vez en cuando un
coche que pasa.
A estas horas los recuerdos atacan sin
piedad por la espalda,
y pasan por mi memoria tanta gente
conocida,
que un día se cruzó por mi vida y que
ya han partido,
y otras personas de las que hace tiempo
no se nada,
porque el destino y la vida es así de
caprichosa.
A estas horas de la madrugada,
cuesta enlazar las palabras para que
tengan sentido,
y en último intento de aguantar las últimas horas,
abro la ventana para que el viento me
susurre al oído,
una triste canción desgarradora que
habla de soledad.
Las nubes juegan esta noche con la
luna,
y a penas se pueden ver las estrellas,
la oscuridad quiere ocupar su lugar,
pero es traicionada por la luz de las
farolas.
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