viernes, 3 de mayo de 2019

SOLEDAD



Sentado en una terraza con la guitarra a su lado,
espero como esperan los enamorados a verla pasar,
para escribirla en unas notas cada uno de sus sueños,
y sentir como le crecían alas blancas con cada palabra,
mientras el corazón se le salía de su pecho.

Sentado con una cerveza como cada sábado,
con la mirada fija en el portal de enfrente,
sin importarle para nada el paso de los años,
se fue haciendo viejo y se le fue arrugando la piel,
mientras su pelo pasaba del negro al blanco.

Imagino una vida entera con ella,
y la escribió miles de poemas,
y la escribió miles de canciones,
y la dejo un lugar en su colchón,
y susurro miles de noches su nombre,
y decidió llamarla soledad.

La puso cada día un plato en la mesa,
y se sentó a comer como siempre con ella,
y la miro y volvió a perderse en sus ojos azules,
aquellos que siempre le recordaban el mar,
e imagino su pelo amarillo como el trigo en verano.

La hablo con amor como hablan los enamorados,
y la cantó cada noche sus canciones y la leyó sus poemas,
la entrego su alma, su libertad y su mundo,
y sintió como se paraba su tiempo cuando ella sonreía,
y se dejó morir sin prisas a su lado.

Imagino una vida entera con ella,
y la escribió miles de poemas,
y la escribió miles de canciones,
y la dejo un lugar en su colchón,
y susurro miles de noches su nombre,
y decidió llamarla soledad.

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