Una brisa helada recorre mi espalda,
y contemplo como nace el sol entre
montañas,
llenando de magia y de luz un nuevo
día,
y observo como la vida se hace vida,
mientras divago entre el presente y el
pasado,
poniéndole alas de nostalgia a mi
memoria.
Y me dejo llevar a otros tiempos,
a tiempos de mi niñez y olor a tierra
mojada,
a lavanda, hierva buena y tomillo,
a la alegría en los campos recogiendo
la cosecha,
a mi vieja escuela con su mimosa y su
palmera,
y al calor del abrazo de mi abuela
Francisca.
Y vuelvo a ser aquel que soñaba,
con llegar a ser escritor de poemas,
y vuelvo a escuchar canciones de
Perales,
dejando que se me enamore de nuevo el
alma,
recorriendo con la mirada cada una de
tus calles,
mientras los ojos se me van llenando de
lagrimas.
Y me invade sin poder evitarlo la pena,
abriéndose paso con dureza en mi
corazón,
y me lleva a recordar a tanta gente
buena,
que hoy descansan en tu campo santo,
y con los que mas de una vez
intercambie una sonrisa,
y dejaron en mi palabras sabias e inolvidables.
Una brisa helada recorre mi espalda,
y contemplo como nace el sol entre
montañas,
dandole magia y luz a un nuevo día,
en mi pueblo Casar de Palomero,
en esta mi Mancomunidad Hurdana.
Aquí estoy en un lugar entre el
presente y el pasado,
poniéndole alas de nostalgia a mi
memoria.
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