viernes, 12 de octubre de 2018

A LA VUELTA DE LA ESQUINA




Y de repente un día lo que parecía imposible se hizo posible,
y a la vuelta de la esquina en aquel bar unos ojos azules,
acompañaban a un cuerpo perfecto moldeado por su deseo,
una sonrisa cruzo el aire y acorto la distancia entre ella y el,
parando aquel segundo en el tiempo para hacerlo mágico.

La miro a los ojos y se perdió en el profundo de su mar,
y de repente sintió que por fin había llegado a casa,
y soñó despierto e imagino a sus futuros hijos,
y el camino de chopos amarillos, y el jardín de valla blanca,
y las tardes de otoño abrazado a ella a la orilla de la chimenea.

Todo dejo de existir a su alrededor cuando ella le dijo su nombre,
y sintió que en el mundo solo estaba ella, solo existían ellos dos,
la tarde paso como pasa el tiempo cuando te niegas a que pase,
y se citaron para el día después y los años venideros,
y se citaron en sus sueños para toda la eternidad.

El se hizo suyo y ella se hizo suya, ella se hizo suya y el se hizo suyo,
en un amor perfecto de pasiones, sinceridad y respeto,
y caminaron de la mano juntos en la misma dirección,
y vieron como su cabeza se llenaba de escarcha blanca,
y sus manos se llenaban de arrugas, pero con el mismo amor,
que les junto sin saberlo aquella tarde, en aquella primera mirada.

Y de repente un día lo que parecía imposible se hizo posible,
y a la vuelta de la esquina en aquel bar unos ojos azules,
acompañaban a un cuerpo perfecto moldeado por su deseo,
una sonrisa cruzo el aire y acorto la distancia entre ella y el,
parando aquel segundo en el tiempo para hacerlo mágico.

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