Tienta el demonio esta noche,
Y
susurra a mi oído cruza la frontera,
Que no te atenace el miedo, ni los temores,
Pues unos labios rojos te esperan.
Que no te atenace el miedo, ni los temores,
Pues unos labios rojos te esperan.
Entrégate al pecado de la
carne,
Sucumbe y baja al más profundo de los infiernos,
Pues nadie va a enterarse, hoy hay tantos infieles,
Que uno más pasará desapercibido.
Sucumbe y baja al más profundo de los infiernos,
Pues nadie va a enterarse, hoy hay tantos infieles,
Que uno más pasará desapercibido.
No tengas reparos y muerde la
manzana,
Pues Dios duerme plácidamente a estas horas,
Ya no hay paraísos que recuperar,
Y la Parca tiene varada su barca en la orilla.
Pues Dios duerme plácidamente a estas horas,
Ya no hay paraísos que recuperar,
Y la Parca tiene varada su barca en la orilla.
Recorre la distancia que os separa,
Y susúrrale palabras hermosas al oído,
Acariciando su sentidos más íntimos con un poema,
Que la hagan tocar con el alma el cielo.
Y susúrrale palabras hermosas al oído,
Acariciando su sentidos más íntimos con un poema,
Que la hagan tocar con el alma el cielo.
Déjate llevar por tus instintos más
básicos,
Bien sabes lo que hay detrás de esa sonrisa,
Ve y entra en lo prohibido de su cuerpo,
Y hazle el amor a Eva como si no existiera un mañana.
Bien sabes lo que hay detrás de esa sonrisa,
Ve y entra en lo prohibido de su cuerpo,
Y hazle el amor a Eva como si no existiera un mañana.
Saborea cada centímetro de su piel,
Y recorre sus curvas con la yema de tus dedos,
Llevándola hasta éxtasis de las emociones,
Aprovechando cada intenso y único segundo.
Y recorre sus curvas con la yema de tus dedos,
Llevándola hasta éxtasis de las emociones,
Aprovechando cada intenso y único segundo.
Sucumbe a la idea de lo prohibido,
No hay nada como la fruta fresca,
no tengas miedo y lánzate al abismo,
Pues la noche es joven y quizás no amanezca mañana.
No hay nada como la fruta fresca,
no tengas miedo y lánzate al abismo,
Pues la noche es joven y quizás no amanezca mañana.