viernes, 8 de diciembre de 2017

NOSTALGIA DEL PASADO (A mi niñez)






Los ojos me dibujan las fotos del pasado,
aquellas que me hacen viajar sin moverme a mi niñez,
y me dejo llevar a aquella carretera con arboles y de frente el bar del Puro,
a la higuera de la Petra y la antigua fachada del cine,
al almacén del señor Felix y a la fuente de abajo,
a el barreño que usaba mi madre que servia para bañarnos a veces,
a aquella casa de escaleras y piedras que antes fue una escuela,
y a la panadería de nuestros vecinos Jose y Nati.

Hoy viajo sin moverme hasta el pasado,
y me dejo llevar a aquella plaza con sus portales y su fuente de dos caños,
a la fachada de la casa que visito el Rey con la placa que lo recuerda,
a aquel ayuntamiento que nada tiene que ver con el de ahora,
al escaparate del Señor Adolfo con los juguetes que ponía por navidad,
al bar el emigrante de mi familiar Jesus Hernandez,
y a aquella Basílica que un día fue sinagoga.

Me dejo llevar por mi imaginación,
y siento el olor a pan recién hecho de la tahona del Señor Pedro,
el sabor del café en casa de mi abuela Francisca,
a las tardes en el huerto de mis padres con las cabras,
a las tardes de baloncesto con mis amigos,
a la palmera que adornaba la escuela.
y a los días de río con mis primos mirando el puente romano.


Me dejo llevar por mi imaginación,
a la plaza de los barreros con el bar de la señora Dori y su fuente,
a la puerta de la iglesia de arriba y su campanario,
a la calle Nuña y su portón que la mano del hombre a destruido,
y a la casa de la bujarda que sigue aguantando al tiempo.

Me dejo llevar por mi imaginación,
y vuelvo a sentarme a los pies de la Cruz de los Caídos en el verdinal,
a pasar por el pasadizo oscuro que daba a uno de los lagares,
a el pico de Santa Barbara para ver todo el pueblo desde arriba,
a la pesquera de abajo y su molino hundido con su mimosa,
a la madre del agua y el molino de la noria.

Me dejo llevar por mi imaginación,
y vuelvo a recorrer las calles con mis quintos,
a tocar el tamboril y tirar harina a quien se cruzaba,
a pedir de casa en casa a los vecinos del pueblo,
a cantar a Marta Sanchez Y canciones populares,
a tomar vinos en el bar del perckis, el bar Toni, el bar Maximiliano y el bar de Manolo Calvo,
y a las noches de baile en la discoteca de la Señora Nila y su bar Las Flores.

Me dejo llevar por mis recuerdos,
mientras las lagrimas inundan sin permiso mi cara,
por tanta gente buena que me acompaño,
dando gracias a dios por todas mis vivencias,
por todos los abrazos de mis seres queridos,
por haberme dejado recorrer el camino y compartir,
por todos los días de magia, de pruebas y risas,
y por haberme hecho nacer allí.



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