Llego la hora de volver a dar pasos,
de empezar de nuevo el viaje,
llevando la carga del recuerdo,
y en el alma el dolor del pasado.
Llego la hora de coger la maleta,
de emprender el camino a mi sueños,
gritando sin miedo en libertad,
quitándome la venda de los ojos.
Llego la hora de soltar las cadenas,
de abandonar esta cárcel donde he
vivido,
donde he sufrido y me ha herido la
maldad,
con el desengaño que conlleva una
traición.
Llego la hora de sentir de nuevo el
viento en mi cara,
y ver como el agua de las fuentes se
escapa entre mis dedos,
de dejar de soñar cada noche con la
grandeza de la luna,
y ver lo maravilloso que es un cielo
estrellado.
Llego la hora de levantarme del suelo,
de extender las alas y remontar el
vuelo,
llego la hora de resurgir de las
cenizas,
sin olvidar a donde voy, sin olvidar de
donde vengo.
Llego la hora de ser verdaderamente yo,
llego la hora de conseguir lo que
quiero,
llego la hora que marca el corazón,
llego la hora de vivir cada momento.
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