Mis manos van tecleando este teclado,
trasladándome a un mundo imaginario,
un mundo donde habita mi alma,
un mundo que vive solo en mi corazón,
un mundo donde tengo libertad.
Mis manos me llevan a ese mi mundo,
donde no existe la maldad, ni el odio,
donde las emociones dominan todo,
donde todo es paz, respeto y amor.
Mis dedos marcan una a una las letras,
que dan forma a mis íntimos deseos,
que van abriendo las doradas puertas,
dejándome volar sin alas y sin miedo,
en dirección al mismísimo sol.
Me dejo llevar por mi fantasía,
al universo que construí para mi,
donde no hay penas, hay solo alegrías,
donde todo es etéreo, todo es sentir.
Me traslado escapando de este cuerpo,
dejando atrás el odio y el rencor,
dejando atrás las amargas lagrimas,
que causa la soledad y el olvido,
de esta fría, negra y triste mañana.
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