Sangre por los poros sangre de amor,
mientras las espinas se me clavaban,
en el martirio que apuñalaba mi
corazón,
ahogándome en un mar de lagrimas.
Los días se volvieron interminables,
la frialdad ocupo cada rincón de mi
ser,
se hizo mi mirada melancólica y
triste,
deseando no volver a ver otro amanecer.
La muerte tendió su negra oscuridad,
mientras mis sombras me crucificaban,
me gritaban mi dura sentencia y
realidad,
encarcelando sin piedad a mi eterna
alma.
Visite la sala del bien y el mal,
mientras la soledad me devoraba,
en un intento de volar y escapar,
en un quiebro mortal perdí mis alas.
Cabalgue por las llamas del infierno,
pagando con dolor mis pecados,
Lucifer me torturo con saña y rencor,
hasta mi ultimo y fatídico aliento.
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