Un día llegue hasta sus curvas
peligrosas,
recorrí sus piernas que invitan al
olvido,
me perdí en los confines de su
silueta,
y me rendí ante el infinito de sus
muslos.
Escale sus bellos montes con ansia,
bebí con sed de amor de sus fuentes,
me agarre con fuerza a sus caderas,
y me olvide del momento presente.
Un día encontré su boca para pecar,
jugué con mi lengua en sus senos,
baje hasta donde nace la vida,
y deje volar sin tabúes a mis manos.
Conocí sin medidas el deseo y placer,
me acune cada noche entre sus brazos,
soñamos juntos sin temer al presente,
y dimos sin medidas alas al pecado.
Juntamos piel con piel sin miedo,
nos fundimos en un solo cuerpo,
nos dejamos caer por amor al abismo,
y jamas quisimos despertar de nuevo.
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