Lapsus de tiempo perverso y contenido,
en la pupila arrinconada del inocente,
no pasa el maldito y cruel momento,
estancado entre hoy y el presente.
Pulso entre el bien y el mal,
mientras la serpiente va susurrando,
con sus manos malditas que profanan,
dando alas al temor y al pecado.
La sotana no te hace mártir,ni santo,
porque en tus manos esta el diablo,
que deja señales en el cuerpo,
del inocente y poblé niño huérfano.
La razón perdida en el instante,
que das rienda suelta a tu lujuria,
dejando tus garras clavadas en la piel,
con un acto atroz,ruin y canalla.
Nadie te dio el consentimiento,ni
poder,
para ultrajar mi inocente y blanca
alma,
profanando mi cuerpo por morbo o
placer,
condenando para siempre mi memoria.
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