Era morena con ojos claros,
moldeada al compas de mis ansias,
fabricada en la fabrica de mis sueños,
una diosa perfecta y sagrada.
Tenia un cuerpo para pecar,
unos ojos para renacer en ellos,
unos labios para volar y soñar,
y unas curvas para recorrer sin tiempo.
Sus pechos ignoraban la gravedad,
su pelo negro descansaba en sus
hombros,
en su corazón no había piedad,
para aquellos que hacían noche en su
cuerpo.
Quise escribir letras de amor en su
piel,
pero en su alma solo había veneno,
su corazón estaba lleno de hiel,
y sus sentimientos eran de hielo.
El tiempo fue poniendo canas en su
cabeza,
fue marcando huellas en su ser,
paso de ser la reina de las reinas,
para llegar a ser solo otra mujer.
Se caso por dinero y no por amor,
probo en sus carnes la hiel,
que deja un frío invierno aterrador,
y heridas incurables en la piel.
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