Me he abandonado de mi mismo sin
medida,
me entregado en cuerpo y alma a un
sofá,
me he arrojado con ansias a la pereza,
he encarcelado y puesto cadenas a mi
voluntad.
Me he tirado a los brazos del olvido,
he hecho sedentarios e inertes a mis
pies,
he cerrado los ojos y acallado el
verbo,
desde la temprana mañana al anochecer.
He sucumbido al móvil y el televisor,
me he acunado al lado de Morfeo,
he soñado con lugares lejanos,
sin mover ni tan si quiera un dedo.
He caído en la mas extrema vagancia,
me revolcado en los brazos del placer,
sin hacer jamas el mínimo esfuerzo,
hasta que el mundo no erradique su
hiel.
He dejado de escuchar las voces,
esas que hablaban sin parar a mi
alrededor,
me he exiliado de mi pareja por placer,
he dejado de ir al gimnasio por fatiga
y sudor.
Me dejado arrastrar por la desidia,
me exiliado del trabajo y su dolor,
he dado la espalda a traiciones y
envidias,
y he entregado mi vida inactiva sin condición.