Lenguas voraces que tiñen de negro el
alma,
flechas directas haciendo diana en el
corazón,
gritos desgarradores y lagrimas
desbordadas,
pueblos de luto gritando e implorado a
dios.
La sierra se hace infierno,
dejando muerte donde había vida,
desolando el paisaje que antes era
color,
cambiando la alegría por desesperanza,
haciendo visible la maldad y la sin
razón.
Se hace realidad la muerte,
dejando lamento y dolor,
el sueño de vida se torna ausente,
dejando en cenizas la emoción.
El día se hace largo e interminable,
el humo cubre de negro el sol,
la luna nace opaca e inerte,
observando la devastación.
Gritos suenan en el monte,
lucha sin descanso contra el fuego,
dejando extenuados a los hombres,
mientras evacuan los pueblos.
El día después llega en penumbra,
se quedaron mudos los verbos,
dejando en negro la belleza,
dejando en ascuas los lechos.
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