Su tristeza opacaba la luna,
sus lagrimas eran la escarcha en la
mañana,
en su corazón habitaba la tristeza,
el desanimo se instalo a vivir en su
alma.
Tropezó y cayó en el abismo,
que deja en el sentir una puñalada,
de una mano que creía amiga,
pero resulto ser cobarde y canalla.
El tiempo no curo sus heridas,
solo le ayudo a llevarlas,
como carga un cuerpo maduro,
llevando con orgullo arrugas y canas.
La vida le enseño a ser valiente,
con la valentía que de cada caída te
levanta,
mirando hacia el frente sin miedo,
haciendo que luche por sus sueños,
abriendo con fuerzas nuevas sus alas.
Se levanto una mañana digno,
seco con orgullo,honestidad y humildad
sus lagrimas,
descubrió un mundo nuevo y mágico,
cuando sus ojos descubrieron su cara.
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