Déjame acunarte en mis brazos,
déjame hasta que llegue la mañana,
pues no hay corazón mas sincero,
que el que cobija un alma enamorada.
Déjame oler tus cabellos,
y acariciar tu cara,
pues el olor me trae recuerdos,
a flores y aromas de tierras lejanas.
Déjame besar tus labios,
como si fuesen una fuente de agua clara,
pues no hay mejor manera de saciar la
sed,
de aquel que ama.
Déjame morir en tu piel,
recorriendo toda tu figura broceada,
pues morir a tu lado es un placer,
para renacer contigo abrazado cada
mañana.
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