Maestro en nada, aprendiz en todo,
corazón de puertas abiertas,
como un río sin recodo,
viviendo que ni vivo en mí,
en un mundo de ciegos y sordos.
Impostores del ansia,
gente entre despojos,
egoístas sin escrúpulos,
ladrones escondidos tras montañas de oro.
Sapos que fueron ranas,
en las acequias del despojo,
donde los cuentos no existen,
donde se perdió el decoro.
Soñando con soñar, ser libre,
en este mundo de locos,
donde la libertad es solo un sueño,
con las raíces podridas en un monte de escombros.
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